Muere a los 80 años el motor de los Rolling Stones Charlie Watts.
«Es con inmensa tristeza anunciamos la muerte de nuestro amado Charlie Watts», se lee en el comunicado divulgado a los medios por su representante.
«Falleció hoy pacíficamente en un hospital de Londres, rodeado de su familia», añade.
El comunicado también dice que Watts fue «un querido esposo, padre y abuelo» y «uno de los más grandes bateristas de su generación» y pide que se respete la intimidad de la familia y los amigos en este «momento difícil».
Watts estuvo siempre al margen del ruido de caballería que acompaña desde hace cinco décadas a la formación.
No compartía satanismo, ni pasotes, ni insomnios, ni desquicie.
Jamás dio un problema en casa.
Tampoco dentro de la banda, era un profesional de lo suyo; sofisticado, culto, elegante, silencioso, capaz de ser invisible cuando convenía.
Todo un Lord Stone de pureza insobornable.
Aunque no se drogó, aunque sólo bebía cerveza (y no más de dos o tres latas), se mantuvo junto a su primer mujer hasta ayer, Shirley Ann Shepherd, con quien se casó en 1964.
Charlie Watts nunca se manejó en la vida con el afán de estampida bestial de los otros dos bucardos esenciales del grupo: Mick Jagger y Keith Rochards.
Paz a su alma. Mister Watts.